La enfermedad por Coronavirus 2019 produce diferentes síntomas entre los que se encuentran fiebre, tos, dificultad al tragar, síntomas respiratorios, diarrea, anosmia y pérdida del gusto. La severidad es variable, se presentan desde pacientes asintomáticos a formas severas que producen neumonía, síndrome de dificultad respiratoria, enfermedad cerebrovascular y muerte.
Hasta el momento no existen datos disponibles relacionados con la afección del virus en pacientes con enfermedades neuromusculares. Tampoco hay evidencia que esta población sea más susceptible a la infección por el covid- 19.
En la actualidad, sabemos que los pacientes con enfermedades neuromusculares pueden presentar recaídas o empeoramiento de su estado habitual ante la presencia de infecciones ya que son más susceptibles a ellas. Sobretodo ante los virus de la influenza (gripe) y el neumococo.
También sabemos que los pacientes con enfermedades neuromusculares cursan con debilidad de los músculos respiratorios y/o compromiso cardíaco.
Por todo esto es razonable considerar que esta población pudiera tener un mayor riesgo de presentar manifestaciones más severas del covid-19.
Si bien los pacientes con enfermedades neuromusculares no han sido enlistados como de alto riesgo y no fueron considerados en las primeras etapas del plan de vacunación, en la etapa de vacunación de personas entre 18 y 59 años con factores de riesgo se podría justificar caso a caso, aplicando según si la patología presenta complicaciones respiratorias o cardiovasculares aunque no figure su enfermedad de base en el listado.
Las personas inmunocomprometidas o en tratamiento inmunosupresor han sido excluidas de la participación en los estudios de investigación para vacuna contra el COVID19, por lo que no hay información sobre seguridad y respuesta después de la inmunización de estos pacientes.
Sin embargo, la evidencia que tenemos de las vacunas previas sugiere que pacientes con enfermedades neuromusculares no tienen un riesgo aumentado de recaída posterior a la vacunación y deberían ser alentados a adherir a la campaña de vacunación.
Una vez vacunados, los pacientes deben continuar con los cuidados recomendados tanto para prevención de infección por el COVID19 como con el tratamiento de su enfermedad de base habitual. La vacunación no evita el contagio sino disminuye las posibilidades de enfermedad grave o mortalidad por COVID19, pero como dijimos anteriormente las infecciones per se (por más leves que sean), son un factor de riesgo para recaídas en pacientes con enfermedades neuromusculares.
Consideraciones especiales:
• La misma vacuna debe ser la administrada en la primera y segunda dosis, no se deben mezclar las marcas.
• La administración de la vacuna contra COVID19 debe ser alejada en al menos 14 días de la administración de otras vacunas.
• Los pacientes con enfermedades neuromusculares que se presentan en brotes y remisiones preferiblemente deberían vacunarse en una etapa de remisión.
• Si está por iniciar un tratamiento con fármacos inmunospresores (corticoides, azatioprina, entre otros), se recomienda vacunarse 14 días antes de iniciado el mismo. Si está bajo tratamiento crónico no debe suspenderlo ni retrasarlo por la vacunación.
• Si está bajo tratamiento con gammaglobulina se recomienda la vacunación 2 semanas antes u 8 semanas después del ciclo de infusión en la medida de lo posible. Si no es posible, la vacunación debería indicarse entre dos ciclos.
• Es esperable una eficacia subóptima en pacientes tratados con Rituximab. No se recomienda la suspensión ni retraso de la medicación por la vacunación. Se recomienda en estos pacientes, monitorizar la seroconversión (dosar los anticuerpos) 2 semanas después de la segunda dosis de la vacuna.
Dra. Eugenia Conti
Neuróloga
MN: 120162